El quid de la cuestión
No lo pude resistir. En cuanto marcharon los demás de excursión al pico Garbí y ellos se quedaron les ignoré por completo. Fingí terribles dolores musculares y añadí un trabajo atrasado a realizar amagada en mi habitación. Sólo hay que sobrevivir un par de días, me repito. Y es que es una pena, con el paisaje que nos envuelve soportarles. En la Sierra Calderona puedes olvidar que estás a tan solo treinta minutos del agua salada del mar, pero no que el resto de tu familia política, recién llegada, está en la sala de estar. En mi querido entorno vacacional existe una gran diversidad botánica mediterránea que varía en función del tipo de suelo, exactamente la misma diversidad que existe en la familia y que varía en función del tipo de cerebro. Así que el quid de la cuestión de este viaje es la familia. La historia poco original que se repite. Unas idílicas semanas de repente aparcadas, relegadas, casi ya olvidadas. Llevábamos tres semanas inmersos en el paraíso, mi marido, mi hijo y yo